Ha pasado Halloween y automáticamente los escaparates de las tiendas nos muestran ya adornos navideños y, mientras las ciudades se convierten en auténticos mosaicos de colores con las luces de navidad, Mariah Carey nos recuerda que, como cada año, “all i need for christmas, is you”. Pero, ¿cuál es el encanto detrás de este destello festivo que nos envuelve durante la Navidad?
Parece que hubiera una suerte de fuerza invisible que, cada año, conspirara para que toda la humanidad celebre por estas fechas alguna clase de fiesta o evento. ¿Por qué será? Para conocerlo bien, hablemos un poquito del sol en astronomía.
El Solsticio de Invierno: Cuando el cielo nos habla de cambio
El solsticio de invierno, en términos sencillos de astronomía, es ese momento especial en el que el hemisferio norte de la Tierra se inclina hacia su posición más alejada del sol. Esto sucede alrededor del 21 de diciembre, marcando el comienzo del invierno en esta parte del mundo.
Imagina que la Tierra es como un peonza que gira alrededor del sol. Durante el solsticio de invierno, el Polo Norte de la Tierra está inclinado lejos del sol, y esto provoca que los rayos solares lleguen de manera más directa al hemisferio sur. Como resultado, en el hemisferio norte, el día se vuelve más corto, la noche más larga y nos llega el invierno.
Ahora bien, no es casualidad que tengamos dos trópicos, y sean, precisamente, el trópico de Cáncer y el de Capricornio. El trópico de Cáncer señala la latitud máxima donde el sol alcanza su punto más alto en el cielo, es decir, directamente encima de esta línea imaginaria, y es el punto donde el sol se encuentra durante el solsticio de verano en el hemisferio norte (alrededor del 21 de junio). En cambio, el trópico de Capricornio es su contraparte en el hemisferio sur. Digamos, que, en este punto, el sol “ha bajado” todo lo que tenía que bajar, y ahora le toca “subir” (visto desde el hemisferio norte de la tierra).
Por tanto, simbólicamente, representa el renacimiento de la luz, con toda la fuerza y toda la potencia que esto significa. Y precisamente por esto podemos ver que, a lo largo y ancho del mundo, se celebra este evento a nivel global, porque es una idea que está recogida inconscientemente en todas las culturas de la humanidad. Es un momento que, intuitivamente, sabemos que la energía está cambiando, se está concentrando, y toca empezar un nuevo ciclo.
El Sol en Capricornio y la Influencia de Saturno
En el plano astrológico, el solsticio de invierno marca el ingreso del Sol en Capricornio, el signo regido por Saturno. Saturno, con su energía reflexiva y disciplinada, nos invita a examinar nuestras metas y responsabilidades. La estación donde comienza el invierno, también acompaña con menos luz, más frío, y más quietud en nuestro día a día.
En la antigua Roma, el solsticio de invierno era honrado con la Saturnalia, una festividad dedicada a Saturno, el dios de la agricultura y el tiempo. Durante esta celebración, las estructuras sociales se invertían, los esclavos eran liberados temporalmente y la ciudad se sumía en un caos controlado. Es curioso que el planeta que forja nuestros límites ponga su nombre a una festividad donde estos límites se rompen.
En el cristianismo, el solsticio de invierno guarda una conexión especial con el nacimiento de Jesús. La elección del 25 de diciembre como la fecha para celebrar la Navidad no es casualidad; está intrínsecamente vinculada con el simbolismo del solsticio. Cristo, lo que se considera lo divino, es decir, el sol, “renace” y comienza un nuevo ciclo.
Celebración del Solsticio de Invierno: Renacer de la Luz
La colocación de luces en Navidad está conectada con la antigua celebración del solsticio de invierno. Mientras los días se acortan y las noches se alargan, las luces simbolizan la espera del renacimiento del sol y la promesa de días más luminosos. Este ritual ancestral, que marcaba el retorno gradual de la luz, ha evolucionado en la actualidad como una manifestación festiva de optimismo y alegría.
El solsticio de invierno se presenta como un fenómeno astronómico que ha inspirado tradiciones, mitologías y rituales a lo largo de la historia, conectando el cielo con la Tierra y marcando un momento de cambio estacional. Es un momento propicio para que recapitulemos y revisemos nuestras metas, corrigiendo el timón para llegar a donde voluntariamente queramos ir, más que a donde nos arroje la marea.
Os invito a que aprovechéis la energía de sol en Capricornio, y concretéis vuestras metas en un papel, de vuestro puño y letra, para enfocar y visualizar aquello que queréis que germine en el año nuevo. Y para que algo germine, hay que plantarlo, regarlo, cuidarlo, y mimarlo. No os preocupéis, que Saturno se encargará de recordároslo.